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Cinco Días: «El acuerdo UE-Mercosur: una asignatura para aprobar en 2023»

Cinco Días: «El acuerdo UE-Mercosur: una asignatura para aprobar en 2023»

Cinco Días, el diario pionero en prensa económica de España, ha publicado mi última tribuna titulada «El acuerdo UE-Mercosur: una asignatura para aprobar en 2023«, donde trato sobre la asignatura pendiente que persigue a la Unión Europea (UE) y al Mercado Común del Sur (Mercosur) desde hace ya más de 20 años.

«Dos décadas en las que tanto europeos como sudamericanos no han sido capaces de solucionar sus diferencias y proceder a la ratificación de un tratado de asociación que convierta su relación en una amplia alianza estratégica. En 2019, ambos bloques llegaron a un esperanzador principio de acuerdo, pero desde entonces los textos definitivos no han sido firmados ni ratificados. Este año, sin embargo, se presenta como una ventana de oportunidad: como señala Andrés Allamand, secretario general iberoamericano, “se han alineado los astros” para reimpulsar los vínculos euro-latinoamericanos.

Ese alineamiento astral se da a ambos lados del Atlántico. En Europa existe un generalizado convencimiento de que la firma del tratado con Mercosur es la piedra angular del reforzamiento de la alianza con América Latina. Lideran esta apuesta España, que tiene un stock de inversión directa de más de 66.000 millones de euros en el Mercado Común del Sur, y Bruselas donde Josep Borrell, Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, ha priorizado un acuerdo que califica como el “más importante de la historia de la Unión Europea”.

Esta decidida apuesta europea por Mercosur encuentra ahora una mayor receptividad tras la llegada a la presidencia en Brasil de Lula da Silva. La agenda de Lula (su apuesta por el multilateralismo, por la autonomía estratégica y por el desarrollo sustentable con la defensa de la Amazonía como eje de la política medioambiental) marcha de la mano con la de la UE. Prueba de este cambio de tendencia son las palabras de dos ministros españoles, el de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto quienes consideran que la ratificación del acuerdo entre la UE y Mercosur está “más cerca” con Da Silva en la presidencia.

Convertir en aprobada la asignatura pendiente del acuerdo comercial UE-Mercosur exige dos condiciones previas: mucha pedagogía y políticas públicas eficientes para proteger a los sectores que salgan perdiendo tras la firma del anhelado tratado. En primer lugar, pedagogía para convencer a los países que no ven con buenos ojos la firma del tratado ni están convencidos de que la apuesta por Iberoamérica fortalece a la UE al proporcionarle aliados para no quedar atrapados y en solitario en la pugna China-EEUU.

En Europa hay países, como España, Portugal y Alemania, que lideran el impulso a concretar el acuerdo, pero también hay otros, como Francia, Polonia, Irlanda y Países Bajos, que han bloqueado el pacto por temas medioambientales que esconden intereses de tipo proteccionista. Esa pedagogía es necesaria para hacer ver a los países reticentes que, para la UE, el acuerdo con el Mercosur es una prueba de su rol como líder global y de su liderazgo en políticas ambientales. El acuerdo sería un mensaje muy potente para el resto de la región en un momento (tras la invasión de Ucrania) en el que la Unión busca reconstruir sus alianzas, proyectarse internacionalmente y encontrar suministradores fiables, especialmente en materias primas y energía.

Su ratificación sería, además, una señal inequívoca de la renovada voluntad de la Unión de fortalecer lazos y elevar a nueva alianza estratégica su relación con Latinoamérica, algo que el Gobierno de España ha hecho suyo y ha convertido en prioridad de la presidencia de turno de la Unión que nuestro país ocupará en el segundo semestre de 2023.

Además, existe un incentivo económico: un informe del London School of Economics calcula que el acuerdo aumentaría el PIB de la UE en un 0,1% anual hasta 2032 y en un 0,3% para los países del Mercosur. Sería, por lo tanto, una de las alianzas políticas y económico-comerciales de mayor peso geopolítico mundial que daría a luz una de las zonas de libre comercio más grandes del mundo. Un mercado conjunto de 800 millones de personas (Mercosur es la quinta mayor área de comercio del mundo), casi la cuarta parte del PIB mundial y más de 100.000 millones de dólares de intercambio comercial.

Para Mercosur, donde también existen resistencias vinculadas a intereses proteccionistas, el esfuerzo pedagógico se centra en mostrar el acuerdo como una palanca clave para modernizar la matriz productiva regional, acelerar la transición verde, facilitando la transferencia de tecnologías y promoviendo cadenas de valor sostenibles a través de la cooperación europea. Asimismo, es un elemento para sacar a Mercosur de su estancamiento y situación periférica gracias al que sería su primer acuerdo firmado con otro gran bloque regional.

Además de pedagogía el acuerdo debe diseñar un conjunto de políticas públicas que protejan a los sectores que a un lado y al otro del Atlántico van a salir perdiendo por el acuerdo. En Mercosur siguen existiendo importantes barreras comerciales que, por ejemplo, blindan la industria automotriz. En Europa, sectores rurales, como el potente campesinado francés y del Este, temen verse perjudicados por el acuerdo y podrían transformarse en caldo de cultivo para el de aumento de un malestar social y llegar a traducirse, en el terreno político, en voto a alternativas de corte populista. Resulta, por lo tanto, imprescindible mejorar la situación económica y el bienestar de los perdedores para aumentar la legitimidad de los acuerdos comerciales dentro de la UE y de Mercosur y transformar una asignatura perennemente suspendida en definitivamente aprobada».

Pincha aquí para leer mi artículo completo publicado originalmente en Cinco Días.