La conciliación mal entendida se vuelve contra la mujer
En la revista Capital Humano del grupo Wolters Kluvert me hicieron una entrevista recientemente en la que me centro en los problemas y retos de la mujer trabajadora. Está integrada en un amplio reportaje sobre conciliación en la vida real y participan profesionales como Mar Cárdenas, Idoia Martin o Teresa Langle. Temas como conciliación, liderazgo, hijos, negociación o concesiones son parte de mi argumento. Hay que saber renunciar a lo que no es importante para conseguir nuestros sueños profesionales y personales.
Os incluyo la entrevista íntegra.
P.- ¿Cuáles fueron los problemas con los que se tuvo que enfrentar cuando comenzó su vida profesional? ¿Eso hoy ha cambiado?
N.V.- En mi caso empecé a trabajar con 18 años en aquello que estaba estudiando y que me apasionaba. Al acabar la carrera pude juntar mis ahorros para crear una empresa. Hoy sin duda sería mucho más difícil, no para la mujer si no para los jóvenes.
P.- ¿Por qué cree que tener hijos no pesa igual en la sociedad en el caso de las mujeres y en el de los hombres?
N.V.- El entorno centra el peso en la mujer. Hay que ir con mucho cuidado cuando hablamos de conciliación. La conciliación mal entendida se vuelve a veces contra la mujer, cuando desde el entorno se lanza un mensaje de que debe renunciar a una parte de su disponibilidad para el trabajo para poder cuidar adecuadamente de la familia y en especial de los hijos. Las empresas y la sociedad tenemos que ser muy cuidadosas, para no convertir en presión y decidir por las mujeres. En algunos países esa conciliación mal entendida ha supuesto que mujeres con una excelente preparación, jueces, médicos, directivas, dejen su carrera profesional para atender a los niños en sus primeros años de vida. La conciliación no debería empujar por presión social a las mujeres a la vuelta al hogar.
Quién concilia más o quien lleva más veces los niños al médico debe ser algo que se pacte en pareja. Es importante aprender a negociar, a no dar las cosas por sentado. Compartir las prioridades y el momento profesional de cada uno y tomar las decisiones en cada caso.
Evidentemente los hijos necesitan de atención, pero es clave que esta sea negociada.
P.- ¿La presión social hace que la mujer deba mantener todas sus facetas personales (mujer, madre, hija, trabajadora) mientras que el hombre puede prescindir o soslayar algunas con más facilidad?
N.V.- En cierta medida si, la única herramienta que tenemos frente a esto es primero priorizar de verdad, escucharnos a nosotras mismas, saber qué queremos. Hay que renunciar a lo que no necesitas, a lo que no es prioritario, la clave está en renunciar a algo que no echemos demasiado en falta. Y aprender a negociar, a explicar nuestros sueños y nuestras necesidades y nuestros momentos, para elegir en consenso, emocional y racional.
P.- ¿Cuáles son los principales retos que tiene la mujer en el corto plazo?
N.V.- Ser capaz de definir sus prioridades, de aprender a negociar y de redistribuir la presión, la necesidad de poder dar respuesta a todas las facetas personales y profesionales debe ser una elección.
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