
Impresiones de Colombia (V): La política
En un país donde creo que no ha habido golpe de Estado ni dictaduras, consideran que su democracia es joven. De hecho los partidos políticos son atípicos, no tienen afiliados, ni sistemas de democracia interna. El expresidente Uribe cambió el país. A él se deben dos grandes logros, la retirada de la violencia de las ciudades, de los pueblos y de las carreteras, para recluirla en zonas remotas, y el despegue económico del país. Despectivamente se le echaba en cara que hacía microgestión, especialmente con la violencia, llamando a sus militares para preguntar por un problema concreto en una zona determinada, o quedándose a la espera de que le llamaran para contarle como había ido una operación durante la madrugada. Si los colombianos tienen fama de trabajadores, él más. Pero la verdad es que ese sistema funcionó. Quizás también influyó su apuesta por la formación de los militares, que si quieren ascender deben pasar por un curso de gestión en el Inalde, la escuela hermana del IESE en Bogotá.
En lo negativo, la corrupción, donde todavía hoy están saliendo escándalos, y el exceso de carácter que no ayudó a crear unas buenas relaciones internacionales y que llevó al país al borde de la guerra con Venezuela. El presidente Santos, por cierto Ministro de Defensa con Uribe, al parecer no está consiguiendo mantener el nivel de seguridad que se alcanzó. De hecho dimitió su Ministro de Defensa, que recibió el nombramiento de embajador en Bruselas para edulcorar la salida. En cambio Santos, está volcado en lo internacional. Ha reconstruido las relaciones con Venezuela, lo que ha permitido recuperar las exportaciones, que tradicionalmente habían sido importantes en ese país. La ruptura había sido dura para Colombia, pero también para Venezuela, que se había visto obligada a importar de Brasil, un país mucho más caro y cuyas distancias requerían avión prácticamente para todos los productos.
El otro gran logro de Santos ha sido su lucha contra la corrupción, aunque algunas personas muy cercanas a Uribe le acusan de que hay un espíritu de enfrentamiento al expresidente en esta lucha y que esto llevará a la paralización del país, al no ejecutar los proyectos, ya que los técnicos para protegerse miran ahora todo con lupa y paralizan las aprobaciones de las necesarias nuevas inversiones en infraestructuras o cualquier otro proyecto.
La realidad es que por ejemplo el alcalde de Bogotá ha tenido que dimitir y su hermano está en la cárcel por escándalos. A pesar de todo, estas críticas son aisladas. Nunca he visto un país en que se critique menos al Gobierno. La diferencia es tanta, afecta tanto al día a día de la vida de los colombianos, que están exultantes con los dos mandatos de Uribe y este primer año de Santos. De todas maneras me cuentan que a pesar de la violencia, de los años difíciles, este país sale en los estudios, como uno de los más felices del mundo. Es un espacio de contradicciones, la gente más educada, más amable, más simpática que jamás he conocido, y con un resorte interno, me cuentan, que les lleva a ser los más violentos cuando se presenta la ocasión. 30.000 muertes violentas al año, sin contar con accidentes de tráfico, lo dicen todo.
Uribe ha tenido también una importancia geoestratégica, para demostrar en Latinoamérica que una política de derechas puede ser buenísima para las clases sociales más desfavorecidas. Se le considera que ha sido un freno a la extensión del chavismo. Curiosamente ha sido un gobierno de derechas pero con mucho enfoque social. Es un presidente que no quería dejar el gobierno, consiguió modificar la constitución para que pueda haber dos mandatos, pero no un tercero. Sigue visitando todas las semanas los pueblos y ciudades, organizando foros democráticos. Si Santos accede a algún cargo internacional y no se presenta a la reelección, poco probable en este primer mandato y mucho más después, su antiguo ministro de finanzas y gran amigo se presentaría como candidato.